Las hierbas adaptógenas tienen propiedades únicas que ayudan a calmar el alma al tiempo que proporcionan la fuerza y la vitalidad necesarias para una actividad física o mental sostenida cuando sea necesario. Las hierbas adaptogénicas trabajan para mejorar la capacidad del cuerpo para adaptarse al estrés, brindándole energía y al mismo tiempo permitiendo la claridad y la calma.
Durante siglos, las hierbas adaptógenas se han utilizado para prevenir y tratar una amplia variedad de afecciones. Conocidos por ayudar a regular el sistema suprarrenal, pueden reducir los niveles de cortisol, la hormona que las suprarrenales producen en momentos de estrés. los niveles altos y prolongados de cortisol debido al estrés crónico pueden ser perjudiciales, lo que conlleva una amplia gama de problemas de salud, como falta de sueño, enfermedades autoinmunes, depresión, ansiedad, resfriados comunes y gripe, desequilibrio hormonal, cáncer, afecciones de la tiroides y problemas digestivos.
Si busca en Google "adaptógenos, estudios publicados", se mostrarán miles de entradas. Las hierbas que entran en esta categoría se han utilizado durante miles de años, pero fue solo a finales de la década de 1940 que un científico ruso adoptó la palabra "adaptogénico" para clasificarlas. Un estudio publicado en 1999 definió un compuesto adaptógeno como un remedio no específico "que aumenta la resistencia a un amplio espectro de factores dañinos (factores de estrés) de diferentes naturalezas físicas, químicas y biológicas".
Algunas de las hierbas adaptogénicas más comunes son:
Cordyceps (cordyceps sinensis)
Ginseng chino / coreano (panax ginseng)
Astragalus (Astragalus membranaceus)
Ginseng siberiano (eleutherococcus senticosus)
Otras hierbas adaptógenas presentes en variadas fórmulas:
Dang shen (codonopsis pilosula, c. tangshen)
Licorice (glycyrrhiza glabra, g. uralensis)
Rhodiola (Rhodiola rosea)
Schisandra (schisandra chinensis)
Ashwagandha (Withania somnifera)