La medicina China siempre ha hecho hincapié en la importancia de una actividad sexual excesiva: en este artículo quisiera traer a vuestra atención dos factores:
- La diferenciación entre hombres y mujeres en lo que concierne a la actividad sexual.
- Actividad sexual insuficiente como causa de enfermedad
Cuando se habla de la actividad sexual, los libros Chinos nunca distinguen entre hombres y mujeres. Hay diferencias sustanciales entre la fisiología sexual de hombres y mujeres por lo que una actividad sexual excesiva es una causa menor de enfermedad para mujeres que para hombres debido a la naturaleza de Tian Gui.
Tian Gui es la esencia generadora que hace que hombres y mujeres sean fértiles. Se menciona en el primer capítulo del Su Wen: “Cuando la chica alcanza los 14 Tian Gui llega, el Ren Mai se abre, el Chong Mai florece, la menstruación comienza y ella puede concebir”. Para chicos, “cuando un chico tiene 16, el Qi de Riñón es fuerte, Tian Gui llega, el esperma es eyaculado, Yin y Yang están en armonía y puede fertilizar.” Por tanto, Tian Gui es la esencia que permite que las mujeres conciban y los hombres fertilicen: en mujeres es el óvulo y en hombres es el esperma. Tian Gui es una manifestación directa del Jing de Riñón. En hombres, la perdida de esperma por tanto implica una pérdida de Jing y por tanto una actividad sexual excesiva (demasiado frecuente) puede disminuir el Jing; en mujeres, durante la actividad sexual no hay una perdida correspondiente de Jing ya que obviamente no pierden óvulos durante el acto y por tanto no hay una pérdida de Jing.
Mientras que los libros Chinos siempre mencionan una actividad sexual excesiva como causa de enfermedad, nunca mencionan una actividad sexual insuficiente como causa posible de enfermedad. Esto no ha sido siempre así ya que durante dinastías pasadas, todos los manuales de sexo explícitamente decían que la actividad sexual es esencial para la salud de ambos hombres y mujeres. De hecho, la abstinencia sexual se veía de manera sospechosa (como lo eran las monjas Budistas).
Algunos médicos Chinos consideraban la falta de sexo y la frustración sexual como una causa principal de estrés emocional en mujeres. El deseo sexual depende del Fuego Ministerial y un sano apetito sexual indica que este Fuego (fisiológico) es abundante. Cuando el deseo sexual crece, el Fuego Ministerial se aviva y el Yang aumenta: el orgasmo es una liberación de esa energía Yang acumulada y bajo circunstancias normales, es una descarga beneficiosa de Yang-Qi que promueve la libre circulación de Qi. Cuando el deseo sexual crece, el Fuego Ministerial se agita: esto afecta a la Mente y específicamente al Corazón y Pericardio. El Corazón está conectado al Útero vía el vaso del Útero (Bao Mai) y, en mujeres, las contracciones orgásmicas del útero descargan la energía Yang acumulada del Fuego Ministerial.
Cuando el deseo sexual está presente pero no tiene salida como actividad sexual y orgasmo, el Fuego Ministerial puede volverse patológico, acumularse y dar lugar a ambos Calor en Sangre y estancamiento de Qi en el Jiao Inferior. Este calor acumulado agitará el Fuego Ministerial aún más y atosigará al Shen, mientras que el estancamiento de Qi en el Jiao Inferior puede dar lugar a problemas ginecológicos como dismenorrea.
Por supuesto, si el deseo sexual está ausente, entonces la ausencia de actividad sexual no será una causa de enfermedad. Contrariamente, si uno se abstiene de actividad sexual pero el deseo sexual es fuerte, esto también agitará el Fuego Ministerial. Por tanto, el factor crucial es la actitud mental y el deseo sexual.
En lo que respecta a la frustración sexual, Chen Jia Yuan de la dinastía Qing escribió de manera muy observadora sobre el deseo y soledad de algunas mujeres. Entre las causas emocionales de la enfermedad, distingue “la preocupación y el pensamiento” de la “depresión”. Básicamente considera la depresión, con su consecuente estancamiento, como debida a la frustración emocional y sexual y a la soledad. Dice: “En mujeres... tales como viudas, monjas Budistas, siervas y concubinas, el deseo sexual agita [la mente] por dentro pero no puede satisfacer al Corazón. El cuerpo está restringido por fuera y no puede expandirse con la mente [es decir que la mente anhela la satisfacción sexual pero el cuerpo lo niega]. Esto causa estancamiento de Qi en el Triple Calentador y pecho; tras un largo tiempo hay síntomas extraños tales como sensación de frío y calor como si fuese malaria pero no lo es. Es la depresión”. I
Aunque las consideraciones de arriba derivan de la experiencia clínica del Dr Chen con mujeres sirvientas, monjas Budistas y concubinas y por tanto debería ser vista su experiencia en el contexto social de la dinastía Qing, esto es también relevante en nuestros tiempos ya que habla esencialmente sobre la frustración sexual y soledad como confirma su referencia a viudas (en China antigua las viudas eran relegadas a un segundo plano y raramente se volvían a casar). Se refiere específicamente al deseo sexual que agita el cuerpo pero no encuentra satisfacción ni en el Corazón ni en la Mente: aparte de la frustración sexual, se refiere también a la frustración emocional y al deseo del amor y ser amado.
Por tanto, considerando la posición social de las mujeres en la antigua China y lo habitual de la frustración emocional antes señalada, no es extraño que el estancamiento de Qi ocupe un lugar tan central en la patología de las mujeres, siendo el estancamiento emocional en mujeres a menudo el resultado de la frustración sexual, separación, perdida y soledad: estos son los “enfados” recurrentes en los libros de medicina China.
La frustración sexual era una causa común de enfermedad especialmente a partir de la dinastía Song en adelante ya que los Confucionistas no miraban con buenos ojos la actividad sexual considerando que debía ejercerse en secreto, y pensando así mismo que no debía de existir ninguna muestra de afecto pública (como sucede hoy en día en China). El secretismo de la medicina y sociedad China es claramente un resultado no tanto de la influencia Comunista pero de la influencia Confucionista de la dinastía Qing. Es importante comprender, no obstante, que estas reglas no implicaban bajo ningún concepto que el sexo fuese un “pecado” y que la mujer fuese el origen del pecado tal y como se establece bajo el punto de vista Cristiano. El aborrecimiento Confucionista del sexo era determinado principalmente sobre el miedo de que la promiscuidad pudiese interrumpir la sagrada vida de la familia.
Por Giovanni Maciocia